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 DON ANDRES MANUEL DEL RIO,  2015 *  **

Este trabajo, es un resumen de la investigación sobre Don Andrés Manuel del Río realizada con el objetivo de configurar su retrato.

La aventura empieza en 2014, en Querétaro, sede de tantos eventos históricos. La propuesta fue pintar un retrato del científico hispano-mexicano Don Andrés Manuel del Río (1764-1849), para la Sociedad  Química de México A.C.

Se trata, entre otras cosas,  del descubridor del Eritronio, hoy conocido como Vanadio, aunque dicha paternidad le fue arrebatada por varias situaciones en esa  época.

La investigación de la vida de este personaje, se inició con una primera búsqueda en internet, seguida de recopilación de información de bibliotecas, dos visitas al Palacio de Minería y una a Guatemala 90.

En cuanto a los rasgos físicos de Don Andrés Manuel del Río, indispensables para realizar una pintura sobre él, encontré en Internet, dos cuadros, cuyos autores y fechas no aparecían y que posteriormente identifiqué. Estos dos óleos, reflejaban a una persona triste, que había sufrido. Pensé en ese momento, que el problema que vivió cuando descubrió el Eritronio y no le fue reconocido sería suficiente motivo para sentirse deprimido. Después encontré que no fue el único motivo.

Mi objetivo no era el de copiar algún cuadro existente, para eso hay técnicas digitales de reproducción. Lo que yo necesitaba  era conocer más sobre su vida,  su aspecto físico y personalidad para representar a tan distinguido personaje.

La Sociedad Química de México A.C., me proporcionó una referencia (Arnaiz, 1936). El autor empieza describiendo a Don Andrés Manuel del Río con expresiones como “expositor claro y ameno, polemista agudo y temible…” tambien dice “investigador constante..”, y “hombre cortante a veces en sus juicios sobre mineralogistas,  pero pronto a rectificar sus errores”. Al hombre de carácter fuerte que se percibe a través de estas frases, no lo hubiera adivinado al observar los cuadros mencionados. Por ello, debía seguir buscando más información.

Al final de su obra, Arnaiz (1936) presenta una foto de  una estatua de Don Andrés Manuel del Río en la que sí reconozco al hombre que describe.

 Menciona Arnaiz (1936) que la escultura estaba en el Gabinete de Mineralogía del Palacio de Minería y decidí ir a verla. Cual no sería mi sorpresa al saber que allí no se encontraba. Pregunté por la Biblioteca y me dirigieron al Acervo Histórico, donde les expliqué que tenía el encargo de elaborar un retrato  de Don Andrés Manuel del Río y buscaba información sobre él. Me pusieron en contacto con la Dra. Lucero Morelos Rodríguez, conocedora del tema y con una gran vocación de colaborar. Ella me mostró la Biografía de Don Andrés Manuel del Río del Ing. Santiago Ramírez elaborada en 1891. Con la emoción de tener información más cercana a la época de nuestro personaje, seguí preguntando más detalles. En dicha obra aparece una litografía realizada por D. Hipólito Salazar en 1848, Se puede apreciar que los ojos  son  claros. Me mostraron una foto del Gabinete de Mineralogía en la que se aprecia una  estatua de yeso  de Don Andrés Manuel del Río (similar a la de bronce que aparece en Arnaiz, 1936) , la cual ya no existía y que despues leí (Ramírez, 1891) que había sido realizada por los Hnos. Islas en 1864. Me enteré que el cuadro de Andrés Manuel del Río pintado por el Mtro. Ximeno estaba en el Museo Tolsá.

La estatua de bronce no se encontraba ya en el Palacio de Minería, me llevaron a las oficinas de Ingeniería  donde me  indicaron la ubicación actual (Guatemala 90)  y me hicieron una cita para la visita al día siguiente.

Con ilusión me dirigí a conocer a Don Andrés Manuel del Río. Encontré  una escultura hermosa, pero solitaria, en el fondo de un patio. Pregunté que actividades se hacían allí. Idiomas, me contestaron dándome los horarios (Programa SEFI/CELE).  Pensé que quizá debería estar en un lugar más relacionado con la actividad que realizó y no en un centro de idiomas, aunque él dominó varios durante su vida. 

Fotografié la estatua, busqué el nombre del autor, o autores, pero no aparece. Según la foto que me proporcionó la Dra. Morelos, es la de los Hnos. Islas. La estatua tiene  una inscripción que menciona a la Fundidora de Aceros Monterrey como la donadora a la Facultad de Ingeniería a finales del S. XX.

La estatua muestra a un hombre de caracter fuerte, enérgico, elegante que complementa la sensibilidad y fragilidad que percibí en los retratos. La tarea de elaborar este retrato se había vuelto más compleja de lo que parecía al principio. Seleccioné los rasgos físicos comunes y pasé a la fase de lectura de las biografías.

En la obra de Santiago Ramírez (1891), se respira el ambiente donde se formó como Ingeniero de Minas, siendo el autor alumno de un alumno de Don Andrés Manuel del Río, el sacerdote D. José Sebastián Segura, decano de los Ingenieros de Minas en aquella época. El estilo es diferente al de Arnaiz, el elogio es parte de su estilo  al escribir biografías, según leí en (Morelos, 2014). Su libro te envuelve con especial cariño al sabio Don Andrés Manuel del Río y a su profesión de Ingeniero de Minas.

A medida que iba leyendo sobre su biografía, me fuí encontrando  más aspectos fascinantes de su vida y de su actividad, primero como estudiante brillante y despues como un becario comprometido con el conocimiento tanto teórico como práctico. Su vocación docente, desarrollada en México, no se quedaba atrás. 

Durante su larga y fructífera vida, tuvo la oportunidad  de viajar para prepararse con los mejores profesionales de diferentes países, como un posdoctorado moderno.  Fue privilegiado, aunque tambien vivió sobresaltos como en su estancia con Lavoisier (1793) en la época de la Revolución Francesa o durante la Expulsión de los españoles en México, en 1829 y desengaños como al confiar a Humboldt algunos de sus resultados científicos, incluido el Eritronio, actualmente llamado Vanadio.

Fué un prolífico investigador, publicó mucho, y fué muy respetado en Asociaciones Científicas de diferentes países (Ramírez, 1891).

El México actual se vió beneficiado con su participación desde que fué enviado por la Corona Española a la Nueva España, “el pais de las minas por excelencia”.

El 27 de abril de 1795 se abrió en México, el primer curso de  Mineralogía (Ramírez, 1891). Llegó Don Andrés Manuel del Río, de 31 años,  con su cargamento de libros, instrumentos y reactivos químicos y montó  el Primer Gabinete de Mineralogía en el Real Seminario de Minería, el que sería su casa hasta el fín de sus días (Uribe, 2007).

Con la información recopilada sobre el personaje encontré un hombre inteligente, culto, que hablaba varios idiomas, trabajador incansable, modesto y caritativo, docente enamorado de su profesión y de nuestro  país,  en el que pasó la mayor parte de su vida.

Seguí recabando información y encontré que el segundo cuadro era de A. Silva (1987), que hay un timbre conmemorativo de los 200 años de su nacimiento con valor de 30 centavos (1964) y desde luego, la medalla del Premio Andrés Manuel del Rio de la Sociedad  Química  de México A.C. (1964- ).

Del material leído, de la escultura, del retrato que le hicieron en vida (el óleo del maestro Ximeno), de la litografía de D. Hipólito Salazar (a partir del retrato del Mtro. Ximeno), del timbre conmemorativo,   se fue perfilando mi interpretación del personaje como: inteligente, serio, de frente ancha,  cabello entrecano,  nariz aguileña, ojos claros (en el óleo del Maestro  Ximeno parecen verdosos), de mirada penetrante, rasgos finos,  pulcro en el vestir, liberal,  quien a lo largo de la vida se enfrentó cotidianamente a  la solución de problemas técnicos, científicos, docentes y hasta políticos llegando a ser nombrado tambien diputado y, en todos ellos fué eficiente según la bibliografía consultada. Como diputado apoyó la Independencia de la Nueva España.

No todo fué fácil para el insigne maestro. En los últimos años de su vida, sufrió como los jubilados de ahora, con el incumplimiento de las autoridades en cuanto a su pensión. Eso, según leí, fue minando su caracter y a pesar de haber desarrollado métodos para extraer minerales que produjeron riqueza a muchos, parece ser que murió en la pobreza y lleno de deudas.

La visita al Museo Tolsá la hice recientemente, en septiembre, ya terminado mi retrato y admiré la obra del Mtro. Ximeno, que muestra a Don Andrés Manuel del Río a los 61 años.

En mi interpretación del personaje inicié mi dibujo con el hombre seguro, jovial, de la escultura y lo fuí haciendo madurar  teniendo en cuenta el retrato de su tercera edad.

 La elección de los materiales y la técnica para realizar este cuadro fue natural. Oleo, con pinturas italianas, americanas y mexicanas.  Con las técnicas clásicas de retrato aprendidas del Mtro. Frank Martínez (2004-2008), inicié el dibujo detallado a lápiz hasta encontrar la expresión que incluyera la imagen que me había formado del personaje. Pasé a la etapa de pintura utilizando transparencias. Es una técnica que requiere que cada capa seque antes de aplicar la siguiente. Debido a la humedad presente en Ensenada, utilicé Liquin para facilitar el proceso de secado antes de barnizar. El fondo rememora  su descubrimiento y lo acompaña discretamente. Fué realizado con espátula para recrear el ambiente de las minas. El tamaño del lienzo y la posición de la cabeza se adecuaron al lugar que le habían designado. Le falta un marco  clásico, sobrio, acorde con las preferencias del personaje.

El personaje que les entrego contiene los rasgos físicos anatómicos comunes entre la estatua y el retrato al  óleo de Ximeno (1825) y en su expresión se muestra el reflejo de la impresión  que me causó la lectura de sus biografías. Siento un profundo respeto por Don Andrés Manuel del Río y sus aportaciones a la ciencia y a la formación de Ingenieros de Minas en México.

Espero que las personas que acudan a la Sociedad Química de México A.C. perciban, al ver el retrato de Don Andres Manuel del Río, el mismo respeto y admiración con el que lo realicé.

Agradecimientos:

 

Agradezco a la Dra. Lena Ruiz Azuara, Presidenta de la Sociedad Química de México A.C., la confianza que depositó en mí para llevar a cabo tan delicada misión. Asimismo a la Dra. Lucero Morelos Rodríguez y al colega Físico Francisco Omar Escamilla González, del Acervo Histórico del Palacio de Minería, FI-UNAM, les agradezco su colaboración al proporcionarme la documentación y comentarios que me permitieron completar la investigación. Por último, quiero recalcar, que durante las visitas al Palacio de Minería, acompañada de mi amiga Azucena Adell,  percibímos con agrado el sano ambiente universitario, de colaboración por amor a la profesión. Recordé  mis épocas de estudiante y profesora universitaria de la UNAM.

 

Referencias:

 

  1. Arturo Arnaiz y Freg, 1936. ANDRES MANUEL DEL RIO (Estudio biográfico, premiado y editado por el Casino Español de México).

  2. Santiago Ramírez, 1891. Biografía del Sr. Dn. Andrés Manuel del Río, PRIMER CATEDRATICO DE MINERALOGIA del colegio de Minería, Imp. Del Sagrado Corazón de Jesús, México.

  3. José Alfredo Uribe Salas, 2007. Andrés Manuel del Río: formación científica Y desempeño académico en el Real Seminario de Minería de México. Ciencia Nicolaita, No. 46, Abril 2007.

  4. Lucero Morelos Rodríguez, 2014. El elogio de los hombres ilustres en la obra de Santiago Ramírez, págs. 45-70. Estudios Históricos sobre la Cultura Mexicana (Siglos XIX y XX), Morales et al, coordinadores. HCH. México, 2014.

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    * Foto:  Daniel Pizá Ruiz

   ** Publicación 2017:  http://bsqm.org.mx/volumen-11-numero-2/ 

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